2010-09-07

Kintral de maki

Que lo natural está volviendo con fuerza ya es un hecho, sobre todo el conocimiento que proviene de los pueblos originarios con respecto a la salud y a la aplicación de plantas medicinales. El Kintral forma parte del herbolario mapuche y hoy está siendo utilizado con mucho éxito contra el cáncer.

En la cosmovisión mapuche, no existen las enfermedades como tal, sino que todos los dolores físicos y del espíritu son causa del desequilibrio entre el cuerpo y el alma. Ello implica que cuando una persona no está en armonía consigo misma y con el entorno es proclive a recibir un “mal”, y debe ser tratado integralmente por un o una machi, el guía espiritual y curandero de la comunidad.



Los mapuche para mantener y cuidar su salud manejan el conocimiento de una serie de plantas con diversas propiedades curativas y originarias del territorio. Una de éstas es el Kintral, el cual es utilizado en difusión o decocción ancestralmente para reforzar el sistema inmunológico y como coadyuvante en todos los cuadros infecciones. También se emplea para favorecer la irrigación cerebral, mejorar la memoria, aminorar las jaquecas y como astringente. Además, se prepara una tintura para teñir de color negro.

Perteneciente a la familia de las Lorantáceas, el quintral (Tristerix tetrandus) es conocido también como cutral o quitral.

Desde la Quinta Región hasta el sur de Chile se puede encontrar este arbusto leñoso de hoja perenne, parásito, cuyas “raíces”, los haustorios, se encuentran profundamente incorporados dentro de los tallos y troncos de la planta huésped, de donde extraen nutrientes y agua.

Sus tallos, ramificados, pueden cubrir un radio de uno a dos metros. Las hojas de Kintral son simples, aovadas, brillantes, algo suculentas y con pecíolo. Sus flores, de tres a cuatro centímetros de longitud, son de intenso color rojo, y se ubican en inflorescencias de racimo constituidas de 10 a 20 unidades cada una.

Florece desde enero a julio y su fruto, de color amarillo, es una baya ovalada de un centímetro de largo que contiene una semilla en su interior.

Esta planta es perjudicial para el desarrollo de los árboles o arbustos sobre los cuales crece, ya que además de extraerles savia y agua, destruye su sistema circulatorio. Pero es imprescindible para la avifauna chilena porque florece en invierno y les entrega néctar a los colibríes.

Para controlar su presencia es necesario cortar las ramas del árbol huésped por lo menos 50 centímetros debajo del punto de inserción de esta planta parásita, e incluso eliminar la rama completa si el Kintral estuviera muy extendido. Asimismo, es necesario prevenir la producción de semillas, las que son acarreadas por pájaros a otros árboles.

Una esperanza para el cáncer
Al igual que un sinfín de otras plantas, el Kintral ha llamado la atención de los investigadores porque ha tenido muy buenos resultados en personas enfermas de cáncer.

La doctora Gema Cabrera, médico cirujano y psiquiatra de la Universidad de Chile nos comenta que es “una planta parásito. Hay de varios tipos: de boldo, de maqui y de otros pero, en general, tienen propiedades medicamentosas parecidas. Siempre estamos generando células cancerosos que son destruidas por el sistema inmunológico. Sin embargo, cuando nuestro sistema defensivo falla, estas células se alojan y se generan los tumores. En ese nivel, el Kintral tiene funciones similares al Muérdago, que se utiliza en Europa en oncología, pues regula el sistema y además tiene la cualidad que selectivamente disminuye la irrigación en la zona donde hay inflamación por tumores, lo cual frena el crecimiento tumoral”.

Agrega que “el Kintral es un verdadero tumor de la planta, es un parásito, y fue a raíz de esta condición que se asemeja con el comportamiento del cáncer, que se comenzó a utilizar para combatirlo”.

La especialista hace el alcance que las plantas, en general, deben consumirse enteras, porque lo importante es la combinación de todas sus partes. “En el vegetal, los componentes interactúan de distintas maneras y en conjunto. No es lo mismo tomar una infusión con hojas, raíces y flores que tomar el extracto con el principio aislado como medicamento. Además, al momento de adquirir un producto farmacéutico hay que fijarse muy bien en los componentes y en los nombres científicos”, advierte.

Lo mismo pasa con el Kintral, que el pueblo mapuche lo utiliza en infusión o decocción.

La doctora cuenta con una vasta experiencia en el uso de esta planta en Temuco y no sólo en relación al tema práctico sino que además conoce el respecto y el trato que tienen los mapuche con su cosmovisión y medicina. “Se le debe pedir permiso a la planta para extraerla, la recolección se realiza a una hora específica y son los machis quienes autorizan la zona de extracción”, cuenta.

De esta experiencia, Gema Cabrera entiende que los machis son guías espirituales, hacen ceremonias, “son sanadores, vigentes, del aquí y del ahora”.

“El pueblo mapuche tiene mucho que aportar: su cosmogonía, su visión de la enfermedad, la concepción del mundo. Tenemos la ventaja que este pueblo se mantiene vivo y sus estructuras son horizontales. Por eso, viven en comunidades, y ello los ha protegido mucho y les ha permitido mantener ciertos temas muy bien resguardados”, reflexiona.

El VIH es otra afección que se podría beneficiar de este vegetal por su efecto estimulante del sistema inmunológico. “No tenemos experiencia concreta en el SIDA. Pero sí lo daría complementario de la triple terapia. No se contraponen”, señala Cabrera.

Sin duda, la medicina ancestral nos da luces esperanzadoras provenientes de la gama de hierbas medicinales que utilizan, sin embargo, debemos tener claro, como señala la especialista, que ninguna de estas alternativas es la solución absoluta a nuestras afecciones y “es fundamental entender que el iniciar un tratamiento con medicinas complementarias te abre un espacio en la conciencia, que permite cambiar tu vida. Un cáncer quiere decir que la vida que llevabas no era del todo satisfactoria”.

“El sistema inmunológico está asociado a la pena, lo cual quiere decir que no has tomado contacto con esas emociones. Entender ese tipo de relaciones es lo que te permite sanar realmente y, por supuesto, que no se vuelva a repetir. Encuentras el sentido y entiendes el por qué de la enfermedad, que es un proceso”, concluye.





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