“La nación de los Pampas, a quienes los primeros conquistadores de estas provincias llamaron Querandies, fue la que dominó todo el distrito de la ciudad de Buenos Aires, extendiéndose ampliamente su dominación hacia el Sur y hacia el Oeste, y fue una nación tan numerosa y tan poderosa que se opuso valientemente a los españoles y retardo su conquista y dominio en los primeros tiempos de la misma. No obstante, pudieron los españoles afianzarse día a día, y los Pampas desistían poco a poco de hacerles la guerra. Hasta se llegó a hacer con ellos la paz, y llegando ellos a reconocer en alguna manera la soberanía del Rey Católico, aunque sin tenerse por sus vasallos. Tratando con más libertad con los españoles se les pegó el vicio de la borrachera, pues proporcionaban a los indios así el vino de uva como la caña, en retorno de algunas cosas que llevaban ellos para vender. Este vicio contribuyó grandemente a reducir el número de Pampas, pues acrecentó entre ellos las riñas y peleas, causa de muchísimas muertes. Se agregó a esta causa de males, las viruelas que pasaron de los españoles y produjeron estragos entre los Pampas. Así llegó a reducirse el gran número de ellos, existiendo al presente tan solo unas tribus de escasas familias. La primera parcialidad es la de los Pampas cordobeses y mendocinos, los cuales habitan en las tierras cordobesas de la Provincia del Tucumán, y en las mendocinas, de la Provincia del Cuyo. Los lugares donde por lo general residen en las cercanías de la laguna de sal, al occidente de la ciudad de Buenos Aires, de la que distan unas cien leguas. De ahí salen para vagar por las jurisdicciones de las ciudades de Córdoba, San Luis, San Juan y Buenos Aires. Estos Pampas son llamados, en su idioma, Picunches, y moran entre ellos dos Caciques, Carsungo y Melipilio, de nacionalidad Araucana, pero que viven unidos con ellos perpetuamente. Son muy pocos en número, pues apenas llegaran a unas setenta familias. No obstante, causaron graves perjuicios a los españoles que habitaban en Lujan y en los puntos vecinos y también a los viajeros que iban o venían de Mendoza. Se alimentan de la carne de potros, como también de los avestruces y de liebres de que abundan sus campos. Estos abundan igualmente de cerdos, pero jamás tocan a estos animales por estar en la creencia que fueron otrora hombres. Por lo demás, es la tierra de estos Pampas una verdadera esterilidad, toda arenosa, sin arboles algunos y con muy poca agua dulce. Lo único con que pueden comerciar son los caballos de excelente color, que en estado salvaje se hallan en los campos y que esos Pampas llevan a los Aucas o Araucanos y conmutan por una vestimenta muy usada aquí y que el vulgo llama poncho. Fabrican también botas con el cuero de yeguas, los que venden a los españoles a la par de los ponchos, recibiendo en retorno vino o caña. Tiene esta parcialidad un solo Cacique por nombre Manuel Calelian. El que use nombre de pila, no quiere decir que está bautizado, sino porque es común entre ellos llamarse así a la española. La segunda parcialidad de Pampas es la de los Montañeses o Serranos. Viven hacia el sud y en su idioma se llaman Puelches. Su mansión ordinaria es a orillas del rio de los Sauces que dista de Buenos Aires unas doscientas leguas y que nace de Mendoza. Ese río se llama también Desaguadero porque las corrientes que recoge en su curso las desagua en el Océano Austral más arriba del Estrecho de Magallanes. Los Pampas que allí viven tienen cuatro Caciques: el primero es Cacapol, a quien por antonomasia los españoles llaman el Cacique Bravo, y en su nombre se hizo la guerra de que después hablaremos. El segundo es Don Nicolas, hijo de Cacapol. El tercero es Gualimero, y el cuarto Cancalcac. Con ellos habitan otros tres caciques Aucas o Araucanos, amigos y confederados de aquellos. Llamase Amolepi, Nincolasquen y Colopichum. Si no fuera por el auxilio que estos prestaron, jamás habrían los Pampas hecho a los españoles la guerra que últimamente les hicieron. Todos estos indios se alimentan de lo mismo que dijimos hablando de los Pampas cordobeses. El cacique Bravo tiene algunos rebaños no muy numerosos, así de vacas como de ovejas. Desde donde habitan hasta la tierra de los Araucanos se va en pocos días, pero tienen un suelo mejor que el de ellos puesto que abunda en agua y leña, y está libre de rayos y truenos. Como parte de estos Pampas se han de considerar los cacicazgos de Doenohayal y de Yahati, los cuales pusieron su hábitat en el primer monte o sierra, llamada Tandil o Cayru, y también Volcán, porque por aquella parte, que es la más vecina al mar, el monte arroja fuego”.
2020-08-10
LA NACION DE LOS PAMPAS (tomado de: “Cartas Anuas” de Pedro Lozano, 1743)
Publicado por
NEWEN.LIWEN
los
5:43 PM
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment