Los miembros de la comunidad Quilquilco solicitaron el apoyo de CONADI para que el lugar sea valorado como un sitio de significación cultural.
De inmediato detuvo la obra y tras un acuerdo familiar se comunicó con las policías para dar cuenta del hecho, las que acordonaron el lugar y dejaron los restos hallados en posesión de la familia propietaria del sitio. "Queremos que lo que encontramos se quede allí, porque pertenece a esta tierra. Para nosotros es un aviso de que el mapuche ha vivido siempre acá y seguimos existiendo en la actualidad", señaló Gabriel Lincopán Marileo, agregando que ahora esperan el apoyo de las instituciones para proteger el lugar e incluso habilitarlo para visitas de tipo cultural.
A menos de una semana del hallazgo, el Director de CONADI en la Región del Biobío, Carlos Carvajal, y el Acalde de Tirúa, Adolfo Millabur, fueron invitados por la familia Lincopán Marileo, junto al antropólogo físico Jorge Zárate, para evaluar el curso a seguir tras este importante hallazgo. "Este hallazgo ha sido una sorpresa, porque en estos lugares se ha perdido la memoria de los últimos 200 años, y al parecer los restos encontrados superan esa edad", indicó el Alcalde de Tirúa, explicando que apoya la decisión de la familia de que los restos descansen en la tierra, "pues como la misma familia nos ha señalado, llevarlos a un museo sería como llevarlos a una cárcel".
"Para nosotros es un privilegio y un orgullo que la familia haya confiado en CONADI para aconsejarles y apoyarles con este descubrimiento, y que nos permitan visitar este lugar que probablemente era un antiguo sitio ceremonial para el pueblo mapuche", agregó Carlos Carvajal, Director de CONADI en la Región del Biobío, "hecho que se suma a un estudio de CONADI en el que se han catastrado más de cincuenta sitios de significación cultural en la costa de La Araucanía y el Biobío". MUJER JOVEN Tras la evaluación morfológica del cráneo, el antropólogo físico Jorge Zárate dio cuenta de que se trata de un individuo femenino, con una edad aproximada entre los 25 y 30 años de edad.
La inspección visual de la vasija sugiere que se trata de un metawe ceremonial con una antigüedad de más de 140 años. “Al respecto, se sugieren análisis científicos exhaustivos de rigor para dar con una datacion más exacta. Además, el sitio en sí mismo representa un posible cementerio en la bajada de la colina y la loma del mismo sería un posible Nguillatuwe”, señaló el profesional.
Es así que ahora se tomarán las medidas necesarias para preservar de mejor manera los restos, se debatirá la posibilidad de autorizar una datación para determinar la antigüedad del cráneo y el cántaro, y se gestionará la calidad de "sitio de significación cultural" que podría otorgar la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, CONADI, luego de completar los estudios necesarios.
Texto y fotos, gentileza de Luis Fuentes Ampuero, Comunicaciones CONADI.
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